Llegó el momento de planear nuestras ansiadas vacaciones de invierno. ¿Y este año donde vamos?

Se acabaron las dudas cuando nuestra amiga Marta nos brindó la gran oportunidad de poder acompañarla en esta gran experiencia. No lo dudamos ni un solo segundo. Conocer de primera mano este gran proyecto, ha significado mucho en nuestra vida.

Estar allí y ver la realidad tan difícil que viven cada día, y el esfuerzo diario que pueden llegar a hacer, simplemente por sobrevivir, por poder llevar un trozo de pan a su casa,o en el caso de los niños,poder labrarse un futuro digno dentro de sus posibilidades, todo con un gran esfuerzo y gracias a la ayuda de este gran proyecto que les tiende una mano sin recibir nada a cambio.

Todo esto te hace reflexionar y ver que todo el mundo no lo tiene tan fácil como nosotros, y que muchas veces nuestra realidad diaria nos distorsiona, y nos vuelve ciegos a los valores importantes de la vida.

Hemos podido ver esas caritas de agradecimiento en primera persona ,tan solo por ver su mochila llena de libretas y lapiceros, sus zapatos nuevos, repartirles cuatro caramelos o sus regalitos y cartas de sus padrinos.

Y la verdad ese sentimiento no se puede explicar.

Nos llevamos la GRATITUD y esa sensación de sentirse lleno tan solo con recibir esa sonrisa que nos hace entender que nuestro pequeño grano de arena es una montaña para ellos.

Gracias a nuestros compañeros de viaje, que indirectamente también te dan un aprendizaje de vida, y compartir esta experiencia con ellos, aun la ha hecho más especial si cabe, ¡gracias Juan, Maribel, Jose, Marta y Paula!

También nos quedamos con los grandes momentos que hemos pasado, que no han sido pocos, un trocito de nuestro corazón se quedó en Nicaragua. Volveríamos mil veces más sin dudarlo porque la recompensa que nos llevamos es mucho mayor que el esfuerzo.

Fran y Belén.

«A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota” Teresa de Calcuta.