Tony Walthon cuenta su experiencia en Nicaragua. Viajó con la ONG Chigüines de Nicaragua. Asegura tener ganas de volver y «ver a los niños jugando»
Cuando volví a ver esa foto del «chigüin» de Nicaragua en casa de mi hermana, pensé que ya nos tocaba aportar ese poquito, para poder mejorar la vida de un niño y su familia en otro lugar del mundo, donde no tienen la suerte de acceder a todo lo que tenemos aquí .
Se lo comenté a mi compañera y todavía me animo más. Así que la semana siguiente estábamos sentados con Marta apadrinando a ese «chigüin» por 10 euros mensuales. Con sólo cambiar uno de tantos caprichos o hábitos que tenemos casi a diario podemos ayudar a uno de estos niños .
Era un buen momento para volar.
«¿Por qué no ir a Nicaragua a verlos y ayudarles?»
Conocí a Juan o Batiste, alma máter del proyecto. Todo fueron facilidades y, en un abrir y cerrar de ojos, estaba allí, con Batiste, Jose, Raúl , doña Delia y doña Maribel. Un equipo de gente con una dirección: AYUDAR .
¡Qué gran suerte conocerlos, compartir, trabajar juntos!
Nicaragua, precioso país. Conocer a sus gentes, desde la cocina, sentarse junto a ellos a charlar o, mejor dicho, a «platicar», como dicen los «nicas». Ver a los niños nerviosos esperando noticias de sus padrinos, recibir el material para poder ir al colegio. Verlos ilusionados recibiendo sus zapatitos, que antes de un año estarán desgastados de jugar, correr o, en ocasiones, por tener que andar largas distancias para ir al colegio. Los regalos los hacen felices y son agradecidos. Una gran experiencia.
«Este proyecto llega, llega directo, es transparente»
Gracias a cada padrino y madrina, a cada colaborador, a cada colaboradora. Gracias a Maribel, Marta y Batiste por su trabajo. Animarlos a que nunca dejen de hacerlo.
¡Qué gran satisfacción produce!
Con ganas de volver a Nicaragua para que sus gentes sigan aportándome y enseñándome y ver a los niños corriendo, jugando, montando a caballo, estudiando y con la oportunidad de progresar .
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